lunes, 2 de agosto de 2010

ABRIL EN BOLSA

ABRIL EN BOLSA

CUENTO II



Aquella tarde llena de lluvia, mientras caminaba por las calles del centro sin tener nada mejor que hacer, aburrido y deprimido me encontré con un torrencial de aglomerados de gente que salían de quien sabe donde, como ratas de alcantarillas que veía con Julia cuando éramos niños, ya se soltaba llorando como ahora el cielo moja despacito mis zapatos y de allí para arriba.

Salí corriendo, igual que todos, si hubiera urdido llorar aquel dia ni yo me habría dado cuenta de cuantas gotas saladas habrían salido de mis ojos, de igual manera lo salado de mi cabeza se saboreaba entre mis labios viendo aquel desfile de gentes-ratas acomodándose en algún lugar lejano a la lluvia. Si todos los dias se mojan, si no somos felinos para tenerle miedo a mojarnos por que huyen pensé, yo también huía como los demás, hasta que lo pensé y supuse que todos corrían porque así lo habían aprendido algún día igual que yo, en fin es hora-tiempo-que-putas-de-ya-que-chingados-esperar. En eso estaba cuando la lluvia dejo de mojarnos y se fue a otro sitio a mojar mas gente, a propiciar otra sacudida, a movernos de ese cotidiano deambular por las calles de la ciudad pasando de una tienda a otra o de un café a que se yo que lugar.

La lluvia paso, las luces se volvieron mas brillantes y mis empañados lentes no encontraron transparencia de ninguna forma, ciego, desamparado, así me sentí cuando tuve que guardar los lentes presa del fastidio que es tener que limpiarlos cuando uno esta totalmente empapado del lado que se le quiera a uno ver. Me dirigí por la calle Díaz Mirón y doblando una esquina llegue a donde el puesto de tortas esta siempre de estorbo para tomar uno el transporte. Quizás por la lluvia y la falta de gente hoy decidieron no joder a los que allí buscamos que nos lleven a nuestras casas. Habia poca gente en las calles, los pocos negocios que quedaban abiertos, estaban ya por cerrar, las calles parecían desiertas y un aire fresco y húmedo secaba mi cuerpo aun mojado y escurriendo en medio de las calles del puerto, una mujer de aspecto desalineado paso gritando -quien-sabe-que-jodidos-dijo; porque no entendí nada de lo que decía. Yo con mis manos ocupadas cargando una bolsa de papel, cuidando de que se mojara menos aunque en realidad estaba ya toda empapada. En medio de las horas de aquella noche decidí esperar parado a que el autobús pasara. Espere por mas de dos horas y nada. Aquella calle vacía se terminaba a lo lejos llena de nada de puertas cerradas y luces apagadas, ni un alma solo un aire fresco. De pronto apareció un punto a lo lejos, una esfera multicolor hacia su aparición que se movía lentamente hacia los lados muy torpemente, yo que de miope tengo demasiado, y sin poder usar los lentes por tenerlos todos empañados fui presa de la angustia de querer saber que era aquello que venia hacia donde me encontraba, pero no habia alguien mas en aquel lugar, lo mas curioso del caso era que aquello parecía entre un animal enorme con movimientos zigzagueantes y una especie de cartonería de carnaval.
Me asombraba el despliegue de colores que formaba, porque cuando llueve un arco iris aparece según ciertas circunstancias ¡Pero en el cielo!. Aquí estábamos en plena noche y esa cosa venia moviéndose entre la banqueta y la calle. Saque mis lentes una vez mas y los talle contra mi camisa. Peor la cosa, quedaba una pantalla completamente pañosa y no dejaba ver nada, la angustia creció dentro de mi y pensé en correr, pero no pude moverme de ninguna forma parecía atrapado entre mis zapatos y el suelo, como si unas manos hubieran brotado y me atraparan, atrás de mi estaba un templo en tono rojo, que la verdad de todas las veces que me pare allí para esperar el transporte nunca como aquella vez volteé a verlo como si algo que hubiera allí pudiera ayudarme , no a correr , sino a soltarme de esas manos que me atrapaban.
Corría aquella luz multicolor hacia mi, ¡venia hacia mi! que angustian corría por entre mis venas , me sentía atrapado, alarmado y con un susto tremendo por no saber que estaba ocurriendo. Se escuchaban los sonidos de los barcos que llegaban o salían del puerto a esa hora. La calle seguía corriendo sola escurriendo agua por los lados hacia las alcantarillas, como desee ser parte del agua que se iba por la coladera, pensé que a lo mejor era un maldito sueño en el que me habia metido quien-sabe-como-despertar-algun-dia-tal-vez-este-en-otro-sitio-no-en-este.
Cerré los ojos para intentar probar mi hipótesis pero no, seguía aun en este sitio y aquella cosa venia dispuesta a devorarme por todos mis pecados y los que se le acumularan entre el instante que faltaba para llegar a mi. Pensé en julia y en como me habia burlado de sus lloriqueos por que la lluvia la mojaba a la pendeja esa. Pendejo de mi pensé, que nunca le confesé cuanto la amaba y por eso mismo un dia se acostó con mi primo y quedo embarazada y yo fui el que termino llorando hasta el dia de hoy que cada que llueve me vuelvo a acordar mas de ella. Pensé en las veces que por la noche viajábamos en la camioneta de su papa por entre los platanares del pueblo solo con la luz de la luna y lo bonita que se le veía su cara con ese tono plateado. Lloraré agua salada hasta el último instante de mi vida no se que es mas jodido si terminar aquí parado presa del pánico o terminar solo sin julia y sin nadie en mi maldita existencia.
La luz multicolor llego a estar tan cerca que ya no intente moverme queria que viniera, que terminara todo que chingados, si ya de por si mi vida estaba tan jodidamente acabada, que viniera la vida a terminar lo que nunca acabo o lo que nunca comenzo yo y esta pinche bolsita que cuide de no mojarse y aquí esta toda desecha. La cosa-esa-llena-de-luz broto hacia mi llego por fin, era el fin era la entrada; la llegada, todo habia terminado.

martes, 27 de julio de 2010

BOULEVARD

BOULEVARD

Cuento I



Eran las tres de mañana, habiendo caminado todo el día pararon en aquella esquina del viejo hotel. Se habían terminado los cigarros.-maldita sea, de todas maneras seguiremos hasta el amanecer-. Esa era la consigna, le había retado a desvelarse toda la noche sabiendo que era lo peor que el sabia hacer, Mentiras que uno no se desvela por nada, siempre hay una razón que lo justifique, el acto mismo de hacerlo lleva implícito su justificación. Había dos razones por la que estaban allí; la principal no era el amor como ellos pensaban, era saber que no sabían por que buscaban afanosamente algo que lo avalara. Era mas fácil encontrar un motivo al desvelo que al hecho mismo de aun permanecer juntos. ¿Cuantos meses habrán pasado? Pensó Salicifo al momento que se recostaba sobre piernas de ella que a su vez se sentaba en la acera y se recargaba en el poste inclinado que a su vez estaba rodeado de maleza y un gran charco de agua.-hubo un largo silencio ensordecedor en el que ambos tuvieron tiempo para pensar.

La segunda razón por la que ambos seguían en ese lugar, era porque creían necesitar uno del otro, aunque lo que en realidad los unía no era el amor ni la necesidad del otro, era el haber juntado esas pequeñas soledades absurdas de las que no se daban cuenta. Él, cada dia, iba descubriendo aquel dolor insoportable de no hacer ruido en este mundo y quedarse callado estaba acompañado con un dolor enorme dentro del pecho, en la profundidad de su ser, en el ahogamiento de sus monólogos internos al decirse una y otra vez que esos dolores eran insoportables, que había que callarlos de alguna forma. Ella hacia un ruido ensordecedor, que aturdía al que se cruzara en su camino, ella prefería no escuchar ni sentir lo que en su pecho se guardaba, ocultaba todo lo que pudiera hacerle daño.

Habían comenzado a caminar hacia ya mucho tiempo desde la esquina desde donde no se ve hacia delante por la falta de lámparas mercuriales que alumbran los pasos en las calles, pero eso no les importo, el camino no estaba marcado, ellos iban buscando y encontrando cosas que no buscaban; hojas absurdas, desfiles de hombres con caras de sanitarios, payasos que no volvían a encontrarse, sed de pesquisas, de lo otro, siempre buscando lo otro sin saber donde encontrarlo.

Pero ahora, en el silencio absoluto, en el correr de los segunderos de todo el mundo, en la caída del velo de la gran noche, estaban absortos en pensamientos, en silencios que no acababan nunca de llenar el espacio ocupado por todo aquello que les rodeaba.

Salicifo pensó en aquel momento. Donde solo veía aquella mesa de biblioteca en donde escribió por primera vez su nombre, que en realidad no fue el sino el amigo de el que escribió en letras gruesas y tinta azul XIFO no entendía bien su significado solo el agrado de ver escrito por primera vez el nombre del cual se apropiaría, - me gusta- pensó antes y ahora que seguía recostado.- Recordaba haber puesto el nombre de Carlo Max, demasiado alemán pensó. Entonces en cambio cuando vio Xifo no encontró en que pensar ni si era nombre de persona o algo, aun mas, si es que ese nombre fuera de hombre o de mujer solo encontró en el una identificación cercana que no en todas las palabras encontraba.
Comenzó a pensar aquellas palabras que mas le agradaban. -libertado revolución, vagabundo, libro, café, mar, soledad pero de todas ellas xifo era lo mas parecido a todo y a nada. En el momento de encontrar tantos pensamientos se levanto de las rodillas de Dodo
-demonios, se me durmió la pierna- . El silencio, que al romperse se vertió entonces por las calles en que los minutos que habían avanzado irremediablemente se encontraron mas viejos que cuando comenzaron calles atrás.


¿Seria ella la elegida? Cuantas veces rodó por su cabeza la certeza de que era ella cuando la vio entrar por esa puerta, cuando le pregunto como se llamaba, cunado se despidió de el bajándose en la rotonda, cuando la vio en la cafebreria, cuando lo saludo de mano, cuando le vio a los ojos por vez primera. ¿será ella? En sus labios se leía la -elegida- pero en sus ojos la duda se escribías con letras mayúsculas, el no lo notaba pues rara vez veía sus ojos mas que a través de los espejos, o en los aparadores, solo veía correrlos cuando miraba fijamente su rostro en el picaporte de alguna puerta, le gustaba hacerlo porque se dibujaba su rostro de forma divertida, pero solo allí y por las dimensiones era imposible que el se diera cuenta que no había cosa mas cierta que lo incierto.


A hurtadillas subieron las escaleras del viejo hotel, pasillos a oscuras, pasamanos sudorosos, reflejo de luces de lámparas que no veía donde estaban colocadas, el olor era sudor viejo, agrio; ruido de motores de aire por todos lados. Seguramente que servían perfecto para ocultar los gemidos sexuales de las mujeres en el orgasmo, del golpeteo de los resortes de cama del dolor sublime de deseos, las escaleras eran interminables, llegaron a la ventana donde una mano extraña saludo, imposible ver quien era, Dodo algo dijo y se rió, yo quede callado de no saber que decir a no se quien pues era imposible de ver, ella saco uno par de billetes extendió la mano y apareció la cajetilla de cigarrillos, bajamos sin hablar reíamos como locos agitados sudorosos, llenos de sexo ajeno y empapados divertidos, jugábamos a todo sin el ejercicio carnal de divertirnos en verdad, éramos dos vírgenes comprando cigarrillos y caricias ajenas, nos alejamos fumando muchas bocas. era la madrugada que apenas comenzaba.



Camino abajo, contemplé la mirada lejana de un vagabundo que empujaba un carro de supermercado lleno de fieros y papeles con la desesperación de llevar un precioso paquete de cosas importantes, no me pareció su mirada tan diferente como la del dueño de una empresa que con celo defiende los objetos y pertenencias que cree suyo y que cualquier otro ser humano pueda ser capaz de arrebatarle. Un perro corría tras de el ignorado por completo por el hombre, con mirada indiferente el hombre volteo hacia nosotros que volteamos hacia el por curiosidad entupida, dobló a la derecha y se fue tras unas escaleras que descendían a lo mas profundo de la calle para ya no verles mas, -no te quedes atrás,- me dijo mientras encima de nosotros imponente se erguía el puente mas grande que Tampico tiene, una enorme serpiente nos atravesaba colosal de un extremo a otro por enzima nuestro. El bar madero apenas se veía a lo lejos por el boulevard, las casas viejas y escondidas entre árboles y hojas llenas de frutas, mangos, aguacates y platanares al lado de la cinta asfáltica. Las casas hacia abajo y con un cielo despejado y un calor asfixiante en medio de la noche _no te quedes atrás- dijo nuevamente y se hecho a reír -que tonto eres mira, toma- y me cogio de la mano, nos fuimos caminando atravesando todo, empezando a desencontrar las cosas que creí que por primera vez encontraba, el dolor se fue olvidando entre los ruidos que ella hacia para que no se escucharan los de ella, los míos comencé a olvidarlos , a dejar de prestarles atención, la noche apenas comenzaba y yo, recién comenzaba a internarme en ella.

TERCERA LLAMADA...COMENZAMOS.

Pues bien, hoy comienza algo nuevo para mi, he decidido, como muchos otros crear un blog público (no se si existan los privados) en donde pueda escribir lo que siempre e querido: todo lo que se me ocurra.No se si tenga seguidores, si no los consiga nunca, en fin el único hecho es que hoy lo di de alta, sobre todo que no me costara nada el tenerlo je, eso espero y pues me de la oportunidad de escribir sobre todo lo que tengo en mente y lo que no pues ja, ya veremos. en fin quien lea esto pues bienvenido sea, te sirva o no aquí hay un pedazo de mi que arranca ...ya¡¡¡¡¡